Parece ser que el coronavirus ha creado nuevas realidades y causado grandes diferencias en la forma como veníamos actuando, dejando en evidencia la transformación digital que viven las empresas, y acelerando también dicho proceso.
El cambio más claro ha sido el teletrabajo, y no exagero al aseverar que esta crisis podría marcar el inicio del mayor experimento de trabajo remoto nunca visto. El MinTIC aseguró a principios del 2019, que casi 13.000 empresas funcionan con esta modalidad en Colombia, lo que implica una nueva dinámica empleado-empleador, y plantea también varias dificultades.
La primera es la cultura, que se traduce en pocos hábitos de ciberseguridad. Nos estamos conectando desde nuestros hogares a nuestras empresas, algo simple, pero ¿compartir computadoras e internet con nuestros hijos que poco saben del riesgo tecnológico al que se exponen? Ese es un gran peligro al que se arriesgan las organizaciones solo por facilitar un entorno de conexión remoto a sus activos informáticos más importantes.
Otro problema que surge es la ejecución. Hay empresas que enfocan sus estrategias en tecnologías anticuadas como las VPN´s, que poco aportan en cuanto a seguridad, despliegue y gestión. Se estima que para 2021 el 60% de estas redes empresariales serán reemplazadas por tecnologías más vanguardistas.
En tercer lugar: la inversión. Muchas organizaciones cuentan con planes de continuidad de negocio ¡y llegó el momento de probarlos! Aún así, hay otras que no están preparadas o no los han creado.
Por estos días hemos acudido a un concepto que acuño como “tele-familia”, donde la tecnología permite conectamos con familiares para sentirnos “cerca” y validar cómo estamos. El presidente de Asomóvil en Colombia ha estimado que esta coyuntura podría generar un aumento de 40% en el consumo de internet fijo, un 50% en el uso de voz móvil y el tráfico de WhatsApp se podría multiplicar por cinco.
El tele-estudio ha sido otro reto para padres, niños, profesores y colegios, quienes han tenido que crear ambientes de estudio a distancia para alumnos que nunca se han conectado a una plataforma digital remota, con protocolos de uso de palabra, motivación y concentración.
La tecnología en el ámbito de la salud también ha desempañado un rol importante durante la pandemia. Hemos visto aplicaciones que pueden identificar si una persona pertenece a un grupo de riesgo, autodiagnóstico que pretende ayudar a pacientes y evitar aglomeraciones. En cuanto a cuidado personal, innumerables iniciativas como clases de yoga y entrenamiento físico buscan mantenernos activos y controlar los niveles de ansiedad propios de la situación.
Todos los casos anteriormente mencionados son consecuencia de la Transformación Digital, una realidad que llegó hace tiempo, y que nos ha obligado a reinventarnos, evolucionar y buscar instancias que nos faciliten la vida.
El Covid-19 nos plantea acciones muy simples para su mitigación
Lavarse las manos, la distancia social y no tocarnos la cara, las cuales no son una nueva realidad. Lo mismo pasa con las situaciones expuestas anteriormente: no son nuevas, su uso masivo es solo consecuencia de una pandemia.
La vida hace mucho tiempo que ha cambiado, solo debemos tomar esto como una oportunidad para recrear nuestras relaciones interpersonales, familiares y laborales. Esa es la verdadera forma en que nos está cambiando la vida. El resto de las cosas, ya lo teníamos al alcance de nuestras manos y las usábamos con mayor o menos frecuencia… ¡aprendamos!